10.8.09

Conteniendo el esqueleto

Dr. Mauricio Purto

"Un esguince es producto de una torcedura o distensión violenta de una coyuntura o articulación: los huesos tienden a desencajarse y los ligamentos resisten de una manera estática y dinámica, estirándose hasta alcanzar el punto de ruptura que vulnera la estabilidad de nuestras bisagras orgánicas, donde dos o más huesos u órganos esqueléticos se enlazan y permanecen unidos en un eje común durante el movimiento. Y esto se produce, fundamentalmente, gracias a los ligamentos, estructuras fibrosas de colágeno de color blanquecino que lían un hueso a otro.

También contribuyen a la estabilidad de las articulaciones las cápsulas fibrosas que las rodean y los tendones, del mismo material aludido, que unen los músculos a las piezas óseas. Estas estructuras intentan mantener compacta y estable una articulación cuando fuerzas externas o internas tienden a desencajar o dislocar sus huesos.

En un esguince, y dependiendo de las tensiones aplicadas y de la resistencia de ligamentos y del resto de las estructuras, la articulación podrá sufrir daño óseo, de tendones y, más comúnmente, de sus ligamentos. Dependiendo de la cantidad de fibras rotas, los esguinces se clasifican en grados 1, 2 y 3, divididos en leves, moderados y graves.

En una primera aproximación, esto se valora según el examen físico, la sensibilidad, la inflamación local y la incapacidad de movimiento o impotencia funcional.

Luego, el diagnóstico se afina o confirma mediante imágenes, que permiten visualizar con precisión el daño de las estructuras, un examen importante en los casos más severos.

Para discriminar el grado del esguince, el examen físico debe inspeccionar el dolor a través de la palpación, la inflamación (reflejada en el aumento de volumen) y la firmeza de la articulación, que se mide con una prueba a la estabilidad articular. Ésta busca determinar si el o los ligamentos cedieron. Y si lo hicieron, en qué medida.

Si las estructuras fibrosas se "sobreestiraron" y quedaron más largas o están rotas, la articulación se torna inestable de inmediato. Esto se evalúa con la medición del movimiento de la articulación. Si tiene un rango mayor al normal, significa que el o los ligamentos afirman o estabilizan la articulación.

En los esguinces de primer grado, se palpa una zona dolorosa y el ligamento está sensible, pero mantiene su longitud. Si ha sufrido un esguince de segundo grado, mantiene su continuidad, aunque es evidente que se ha "sobreestirado". Y en el caso de los de tercer grado, el ligamento se ha roto completamente y no hay continuidad de las fibras.

La mejor prevención de los esguinces es un aparato músculo-esquelético tonificado, elongado y consciente. Generalmente es un paso distraído la causa de los esguinces de tobillo, la más común de este tipo de dolencias.

Las estructuras ligamentosas más elongables resisten más las tensiones que generan un esguince, pero contienen menos a torceduras comunes, y con tendencia a la luxación. Hay condiciones genéticas que redundan en mayor o menor flexibilidad, y por ende más tendencia a torceduras. El tratamiento de los esguinces de primer y segundo grado se basa en la movilización protegida de la zona afectada mediante un aparato ortopédico más o menos flexible: una abrazadera, o un vendaje que simula un esqueleto externo y aumenta la estabilidad y las restricciones en los desplazamientos. La inmovilización total de una articulación lleva a atrofia fácilmente, y esto debe sopesarse, ya que muchos esguinces de tobillo reciben más inmovilización de la necesaria y los músculos estabilizadores se atrofian entrando a un círculo vicioso de lesión-inmovilización. Las rupturas ligamentosas totales requieren generalmente cirugía reconstructiva.

Por lo pronto comience a elongar, a tonificarse y a ser más consciente de sus movimientos..."

Columna "Deporte y Salud", publicada el Lunes 10 de Agosto de 2009 en El Mercurio.

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